Las empresas se ponen a prueba con los escándalos

Interesante la nota en La Nación - Suplemento Empleos del 22/05

Hay muchas situaciones para las que las empresas y sus emplea- dos no están preparadas. Pero hay una de ellas que realmente toca las raíces de cualquier organiza- ción. ¿De qué se trata? Pues de los escándalos que afecten a alguno de sus ejecutivos más altos.
El mundo inició la semana con el número uno del Fondo Moneta- rio Internacional (FMI), Domini- que Strauss-Kahn, tras las rejas, acusado del intento de abusar de una mucama que trabaja en un hotel de Nueva York. En la Argen- tina hay varios ejemplos. Desde IBM, Skanska, Thales Spectrum y Banco Nación hasta Siemens, son varias las compañías que han tenido que lidiar con ejecutivos desfilando por los tribunales.
De hecho, la semana pasada, y tras varias veces de no ir a las audiencias a las que era convocado, un ex miembro del directorio de la alemana Siemens quedó detenido en su domicilio. Claro que no se trata de una detención por haber probado alguna inconducta del ejecutivo sino por haber faltado a las audiencias. Ahora serán los peritos judiciales los que tendrán que verificar el estado de salud –aduciría estar imposibilitado para movilizarse– para ver si puede pre- sentarse en los tribunales o no.
¿Qué hacer? ¿Cómo moverse en un contexto tan adverso? Las respuestas varían según la espe- cialidad del profesional. Lo que sí es necesario saber es que son casos excepcionales en los que cada movimiento puede reper- cutir en toda la estructura de la empresa.
En principio hay que separar varios aspectos. Por un lado, cómo tratar a los empleados. Qué y cómo decirles las cosas es uno de las principales interrogantes. Además, hay que establecer cómo se va a comunicar el caso afuera de la organización. Y finalmente, cómo se tratará al propio involu- crado, qué pasará con la defensa penal y hasta cuándo conviene que permanezca dentro de la compañía.
Verónica Pages es psicóloga y directora de Germinal, una consultora en recursos humanos. Dice que uno de los principales síntomas que siente la organiza-
ción es una sensación de orfandad de la gente de más años que armó su identidad alrededor de una fuente laboral, un CEO o un pre- sidentedeunaempresa.“Además –agrega–está la incomodidad de la generación Y, defensora de valores como la responsabilidad social empresaria o la ecología, por ejemplo.”
Y hay algo más. Dice Pages que hay que tener en cuenta cuál es el mensaje que bajarán a su personal los ejecutivos que se queden en la empresa.




Comunicar hechos


Gustavo Pedace es presidente del Consejo Profesional de Rela- ciones Públicas y, según su visión, lo que hay que priorizar es la reputación de la empresa. “Ese es el activo que hay que cuidar. Y cualquier escándalo de este tipo le pega muy fuerte”, sostiene.
Cuando la mirada se posa en la tropa propia, Pedace está conven- cido de que hay que comunicar con claridad a los empleados. “Hay que contar qué es lo que se hizo y no quéesloquesevaahacer.Hayque comunicar hechos”, explica.
Pero hay una punta más a la que hay que atender que tiene que ver con la defensa penal del involucrado. “En general, se in- tentará salvar la imagen pública de la empresa y quienes hubieren estado encargados de las acciones ilícitas que se ventilan, siempre que estén identificados, segu- ramente serán apartados de la empresa”, dice María Eugenia Talerico, abogada penalista del estudio Fernandez Alonso, Beccar Varela&Richards.
Muchas veces, explica Talerico, a los que son apartados de las or- ganizaciones se les suele asegurar cobertura legal y colaboración para seguir con el caso. “Hay casos en que los directivos que han sido apartados por hechos en los que resulta investigada la persona, pero también la compañía tienen dudas sobre el actuar de letrados que son recomendados e incluso solventados por la empresa”, dice Talerico. En general, los abogados defienden a quién les paga. Y en este caso, abona la compañía.